miércoles, 19 de junio de 2019

Tango (1981), cortometraje de Zbigniew Rybczyński

El pasado 11 de junio compartimos por Instagram una cita de la novela "El palacio del porno" del estadounidense Jack O'Connell:





Hablando del ahogo de imágenes, compartimos ahora un cortometraje que en ocho minutos presenta a 36 personajes emergiendo lentamente en una habitación sin interactuar entre sí, todos repitiendo su mismo gesto hasta generar el sentimiento de que será infinito.
Cada uno parece realizar sus actividades rutinarias sin empatizar en absoluto con los otros; tan acostumbrado a ver acciones que ya no se molesta en analizar, mucho menos en estudiar con base en su juicio ¿acaso es posible desarrollarlo en un ambiente así?
Comer, dormir, vestirse, llorar, arreglar una bombilla, hacer el pino o fregar el suelo, son algunas de las actividades que se suceden. Todos ellos se comportan como si no hubiera nadie a su alrededor. En cambio el espectador, observador privilegiado, lo ve todo. La falta de elementos narrativos –tanto escritos como verbales– contrasta con la acumulación de información visual y con el contrapunto sonoro. Se escucha un tango y se repiten efectos sonoros sincronizados.(*)
La animación fue escrita y dirigida por el polaco Zbigniew Rybcznski, y en 1983 fue premiada como mejor cortometraje animado por la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas (The Academy).

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