(Originalmente publicado en frijo.mx)
En los últimos meses, el metro, los
camiones y sobre todo la gente ha sido parte de mi rutina diaria. Hace dos
semanas llovió y recuerdo que me quedé en una de las paradas que están frente
al Auditorio Nacional. No sé qué escuchaba, quizá Radiohead o algo así, porque
en días lluviosos me da el cliché melancólico; mientras veía pasar a gran
cantidad de personas a toda prisa, conduciendo frente a uno tráfico
interminable o recargadas en la ventana del camión, de pronto recordé aquel
poema de Efraín Huerta titulado “Declaración de amor” y con él los lugares, las
alegrías, las tristezas de todos y cada uno de los que habitamos esta enorme
ciudad.